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Estamos en pleno siglo XVII en la era Edo para los japoneses, tiempo de señores feudales y samuráis en Japón. Hay un templo en ruinas en los que vive un viejo monje con su gata Tama, una gata bobtail (raza de gato sin cola japonés). El templo estaba en la ruinas luego de perder seguidores por años, y el poco alimento que había, lo compartía el monje con su gata.
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Todo cambiaría por un evento casual o quizás sobrenatural, el hecho es que un señor feudal japonés llamado Naotaka Ii(井伊直孝) fue sorprendido por una tormenta recia mientras cazaba en la zona del templo, por lo que corrió a refugiarse bajo un árbol a la espera que amainara el temporal. Muy cerca del árbol que servía de refugio a Naotaka estaba la puerta del templo Gotokuji , y allí estaba la gata Tama que levantando su pata derecha parecía estar llamando al samurái; este, intrigado por el gesto de llamado, salió de abajo del árbol corriendo en dirección a Tama y justo unos segundos después un rayo destrozaba el árbol que acababa de abandonar el samurái. Naotaka que se sintió salvado por el aviso de la gata desde entonces se ocupó del templo del anciano y de Tama su salvadora.
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El templo Gotokuji se salvó de la ruina y existe hoy gracias a este feliz suceso. A la muerte de Tama (que fue enterrada en los predios del templo) y para que no se perdiera su historia, los monjes hicieron figuras de la gata y estas figuras eran compradas por los visitantes como amuletos de buena suerte (para suerte del templo) que desde entonces no ha vuelto a tener problemas económicos.
El nombre de la figura que representa a Tama llamando a Naotaka pasó a llamarse Maneki Neko, que traducido sería Gato que llama. El Maneki Neko ORIGINAL se diferencia mucho de las versiones comerciales chinas que posteriormente han inundado el mercado de baratijas, la figura representa un gato de raza Bobtail blanco en posición sedente que levanta su pata derecha con la planta hacia el frente (forma en que llaman los japoneses que es diferente a la forma occidental que la palma de la mano es hacia atrás), está fabricado manualmente en cerámica pintada y solo tiene un cascabel de bronce en el cuello que aparenta estar sujeto con una cinta roja.






Los chinos que son muy dados a los negocios, luego se han encargado de hacer miles de versiones plásticas a las que se han incorporado nuevos significados e imágenes: monedas, mecanismos que simulan el movimiento de la pata, colores, dorados… (y luego más monedas, más colores y más dorados y nuevos significados…) particularmente considero que eso atenta contra lo puro y hermoso de la historia, por lo que en este artículo con toda intención no estarán incluidas ningunas de esas versiones y significados, creados con fines comerciales mucho después. Me encantaría algún día poder tener un Maneki Neko japonés, hecho en cerámica pintada a mano y comprado justo en el templo Gotokuji, pues aunque no creo en la suerte, la pieza tiene el valor de recordar una buena historia.
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